Luego de haber sumergido los pies en un poco de agua de acequia, en un lugar lleno de helicópteros libelulescos y de piedras en tono nieve-nieve, lo mínimo que me merecía era una faringitis "de aquellas", con un poco de fiebre y un cumpleaños olvidado.
FELIZ CUMPLE MI PETISA OREJUDA
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