domingo, 3 de mayo de 2009

MIERDAS JAPONESAS

Esta tarde me encontraba bastante aburrida y floja, así que me dispuse a expandir un poco mis horizontes musicales, esta vez hacia los países asiáticos con la única consigna de que estos no tengan nada que ver con animes y derivados. Es así que entré a you tube y en el buscador ingresé lo siguiente: mierdas japonesas.(¿quién sabe?...la gente es una mierda cuando de poner tags se trata)...Una cosa me llevo a la otra y terminé en esto:




PELEAS DE INSECTOS, lo cual era un poco distinto a lo que tenía en mente, pero como luz a las polillas, me atrajo instantaneamente.

Luego de mirar esta especie de "vale todo"(que no es lo mismo que el "todo-vale" del perreo chacalonero...o bueno sí) versión isectos durante una hora y media, llegando a distinguir los ganchos entre abejas y ciempieses, jabs entre tarántulas y mantis religiosas, hasta K.O's entre cucarachas y mariposas....Recordé el clásico periódo de "empiojamiento" del que todos o al menos la mayoría hemos sido víctimas casi siempre en la etapa colegial.

Particularmente, me sucedió en tercer año y de una forma extraña coincidió con la muerte de mi abuela, lo cual (obviamente) se prestó a suspicacias por parte de toda mi familia.

Creo que todo comenzó cuando vi que una amiga a la que llamaremos T( Ti, en inglés) se formó delante de mi, para escuchar la oración de la mañana.

Primer Acto: Veo a un bichito de color plomo(plomo-uniforme-escolar) caminando rapidamente a lo largo de toda la cinta de color BLANCO de T.
Segundo Acto: Me aproximo, para ver más de cerca a ese extraño animal. Lo observo como a través de un microscopio(sí, entrecerrando un solo ojo)
Tercer Acto: Le "comento" de este descubrimiento a una amiga que está detrás de mi, a la que está a la derecha y a la que está a la izquierda también, estas a su vez se lo comentan a las personas más cercanas y poco a poco, pico a pico(literalmente)....todo mundo se entera. Algo así como lo que hacen en esa secta llamada herbalife.
Desenlace: T entra en crisis por el momento vergonzoso que yo estupidamente ocasioné y estalla en llanto.

Después del pequeño incidente, reconozco con un poco de rubor en los cachetes, que no sentí ningun cargo de conciencia, por una parte porque era la edad de oro de mi etupidez y por otra porque no era yo la agraviada.

A una semana de lo sucedido y como una especie de karma, justicia divina o un "paraqueaprendasmierda", comencé a sentir un leve escozor en ciertas partes de la cabeza y que al pasar de los días se hicieron realmente insoportables. Podía sentir como miles de hormigas caminaban, trepaban y que incluso jugaban detrás de mi oreja. Poco a poco, todo se iba tornando más asqueroso y "ellos" más radicales . En mi cabeza ya no había espacio suficiente para albergar a tal cantidad de habitantes obesos por tanto cóctel sanguinario(algo así como cuando tus celulas caliciformes producen tanto moco que practicamente rebalzan tus orejas).

En este punto, aún no le había comentado nada en absoluto a mi mamá porque como siempre digo, en mi casa hay que estar en un estado crítico para que alguien tome cartas en el asunto. Pero ese día llegó, fue un sábado en el que gracias al sol y a su antojo por salir más temprano (cagando de esa forma mi característico y casi invariable buen sentido de humor matutino), en el que descubrí con horror y con fondo musical en psicosis, un OCÉANO de piojos con corrientes y toda la cosa sobre mi almohada, que se expandía cada vez que sacudía la cabeza.

No había remedio, lo habíamos probado todo, nopucid, selenium, kerosene(sí, kerosene), no me era indiferente la idea de rasurarme hasta las cejas e incluso algún desequilibrado pensó que un limpia para dejar "ir en paz" el espíritu de mi abuela, era la solución que este mundo esperaba.

A medida que pasó el tiempo y como siempre ocurre...mi desgracia y yo empezamos a coexistir. Lo que antes fue verguenza ahora era una especie de orgullo cachoso. En serio, era tal mi comodidad ante esta situación que en momentos de hueveo entre clase y clase...hacía pelear a mis piojos, los obligaba ha hacer climbing en una hebra de pelo cuidadosamente seleccionada y las carreras entre ellos se habían convertido en diversión sana y socialmente aceptada, con esto quiero decir que estas actividades físicas practicadas por mis "amiguitos" tenían espectadores, que entre asco y gracia me ayudaban a sobrellevar ese extraño momento.

Hasta que de pronto(así como llegó este final) un día, desaparecieron...No recuerdo como fue, ni dónde o con qué método deje de sentir ese jodido hormigueo en la cabeza, pero lo cierto es que ya no estaban. Tengo a penas un recuerdo borroso de ese genocidio piojeril, una toalla blanca, un patrullero y miles de puntitos plomos. Pero eso nada más.

Esa experiencia me sirvió para descubrir tres verdades, que no sé si universales pero al menos aplicables en un 93.56% de la población:

PRIMERA: Peine patrullero, bueeeno.
SEGUNDA: Kerosene, maaalo.
TERCERA: El nopucid, "vale maaadres".

Ahhh, extraño a esos cojudos.

3 comentarios:

Yared Medina dijo...

en mi cole había una huevona, que tenía piojos, le decían "la piojo" [jaja qué originales], putae has hecho ponerle su cara a el personaje principal

Aristogata q espera llaveritos dijo...

No puedo agregar a ese acontecimiento con "ti" algo que no sea diferente a: SOSS MAALA EHHHH

Deivis sin nombre dijo...

Yo recuerdo a un pata con piojos pero no lo pondré la cara en el personaje principal...




Saluos...